Comunicación cultura y migración - page 41

El Consumo del Otro: Experiencia, mediación tecnológica y cultura
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s .
"The show must go on" : Espectáculo
y
simu l acro
Tal y como ha apuntado Subirats (1988: 84), los conceptos de espectáculo y
simulacro se superponen en la dimensión experiencia! de la imagen:
«Simulacrum
es la traducción latina del
eídolon
griego. No es errado, por tanto, verterlo a su
vez por la palabra castellana 'imagen'». La instauración de los media como tec­
nologías de la experiencia a través de la visión no es ajena, por tanto, a una
concepción epistemológica de la imagen como acceso a la realidad cuya con­
formación cabe trazar desde los clásicos griegos hasta la cultura popular de
nuestros días. La naturaleza peculiar de la imagen es así, precisamente, la de
un signo disfrazado de significante, y, por ello mismo, la de una estructura que
involucra simultánea e integradamente la experiencia sensorial y la experiencia
simbólica, la simulación de la percepción de la realidad y la representación con­
textual del sentido. En tanto la imagen presenta y representa al mismo tiempo,
constituye el material idóneo para la producción de simulacros. En este con­
texto conviene enclavar la fascinación producida por las primeras tecnologías
de reproducción realista de la imagen (desde la magia catóptrica de la
lucerna
mágica
o la cámara obscura en el siglo XVII hasta el diorama, el kinetoscopio o
el cinematógrafo en el
XIX),
así como los usos espectaculares con que se carac­
terizaron dichas tecnologías a lo largo del siglo
XIX,
más próximos a la feria, el
circo o la prestidigitación que al arte dramático (Darley, 2002). La naturaleza
hiperreal que estas tecnologías acabarán por otorgar a la imagen constituye el
punto de apoyo de su doble condición en los media actuales: como simulacro
(esto es, como ante-presentación sustitutiva de la realidad) y como espectácu­
lo (esto es, como puro goce experiencia!).
Con la imagen artificial como materia prima, la idea de simulacro trasciende
la de representación para sustituirla. La pretensión ilusionística e hiperreal es con­
sustancial al simulacro: aquella copia de la realidad que deviene fuente de la con­
dición de realidad misma y, por tanto, la relega a la categoría de epifenómeno. He
aquí la diferencia radical entre la representación y el simulacro: la representación
media efectivamente la experiencia del mundo vivido; el simulacro, sencillamente,
la sustituye. Por ello, la representación se constituye sobre el principio de
exclusión
del sujeto perceptor fuera del mundo representado -como en el cuadro o en la
representación teatral-, mientras el simulacro se constituye sobre el principio de
inmersión
del sujeto perceptor en el universo representado. Las tecnologías elec­
trónicas de la mediación han hecho posible el salto cualitativo de la inmersión del
sujeto, por lo que la idea de mediación desaparece. Y es en este punto donde la
idea de experiencia adquiere todo su valor económico y epistemológico. La expe­
riencia tecnológicamente mediada ya no es, propiamente, experiencia en el senti­
do de vivencia individual irreductible, ni mediada en el sentido de cognitivamente
estructurada. La superposición operada sobre el argumento de la hiperrealidad
accesible (epítome de la 'autenticidad') aparece magistralmente expresada en el slo-
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