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Francisco Sierra Caballero
viación de la blancura. Esto no tiene nada en común con el odio y el miedo al
extraño desconocido Otro. Es un odio nacido en la proximidad y elaborado
mediante los grados de diferencia del vecino" (Negri/Hardt, 2000: 1 07).
Esta lógica de control de las culturas ajenas remplaza e integra las estra
tegias alternativas de dominio típicamente modernas con políticas de prolifera
ción de las diferencias superadora de las dos formas tradicionales de dominio
de la comunicación intercultural:
"Una primera antropofágica: aniquilar a los extraños devorándolos, para trans
formarlos después metabólicamente en un tejido indistinguible del propio. Esta
era la estrategia de asimilación: hacer semejante lo diferente; ahogar las dis
tinciones culturales o lingüísticas; prohibir todas las tradiciones y lealtades
salvo las dirigidas a alimentar la conformidad con el nuevo orden global; fomen
tar e imponer una y sólo una medida de la conformidad. La otra estrategia era
antropoémetica: vomitar a los extraños, desterrarles fuera de los confines del
mundo ordenado y prohibirles toda comunión con quienes permanecían dentro.
Esta era la estrategia de la exclusión: encerrar a los extraños entre los muros
visibles de los guetos o tras las prohibiciones invisibles, pero no por ello menos
tangibles de la commensalía, el connubium y el commercium; limpiar: expulsar
a los extraños más allá de las fronteras del territorio administrado y adminis
trable,o, cuando ninguna de las medidas era factible: destruir a los extraños
físicamente" (Bauman, 2001: 28 y 29).
Para ello, el sistema capitalista desarrolla complejos sistemas reflexivos
basados en la lógica simbólica de la distinción y la diferencia que tratan de regu
lar los conflictos y contradicciones sociales de los movimientos migratorios y la
comunicación intercultural, práctica y teóricamente. Esta última operación del
sistema social es particularmente importante.
Más allá de los Estados nacionales y de las diferencias exclusivamente
comunicativas o culturales que han venido centrando el interés de investigado
res y la teoría social, el enfoque predominantemente étnico del fenómeno migra
torio da cuenta de una tendencia teórica de dilución política de la conflictividad
social por referencia al campo ubicuo de la cultura que subsume lo social en lo
cultural, reduciendo los conflictos a su dimensión exclusivamente simbólica. De
manera que el discurso culturalista reproduce eficazmente la lógica racista de
la lucha de razas: La idea purificadora y normalizadora del Estado y la codifica
ción del culturalmente extraño es remplazada por la lucha de razas globales,
por la política cultural contrarrevolucionaria de una Sociedad de Comando
lnformacional condicionada por una lógica revolucionaria de los medios de pro
ducción y expresión cultural que aspira a controlar la dinámica de cambio cen
tralizando los dispositivos de control informativo bien por medio de estrategias
de concentración económica o , en situaciones extremas, mediante la actividad