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Francisco Sierra Caballero
Además, de acuerdo con Scott Lash, "it must just as much have its basis in the
thought and practice of solidarity. That is, solidarity is as crucial in any recons
tructed radical contemporary political culture as difference. At issue here is in
the first instance solidarity within the same. lt would seem that abstract collecti
ve interests -as liberalism and Marxism presuppose- are not a sufficient basis
far collective action, far solidarity. That is, not common interests, but shared
practices, shared meanings and shared traditions constitute solidarity. Solidarity
is based on value, and the core values of deconstruction, as of liberalism, do not
concern so much the revaluation, but instead the irrelevance of values. Thus sha
red understandings, a genuine intersubjectivity, and shared -albait often inven
ted- traditions are a basis of solidarity within a collectivity of individuals sharing
roughly similar properties. But tradition is also important far solidarity whit the
other. Difference is insufficient" (Lash, 2002: 94).
3. La cultura de la solidaridad. En el espacio social de la multiplicidad sim
bólica, la política cultural radical requiere la solidaridad como alternativa a la
ruptura de los vínculos sociales producida por la comunicación y los cambios
generados por el modelo de desarrollo dominante. Sin solidaridad no hay liber
tad, pues como sabemos las políticas liberales de comunicación terminan cer
cenando la diferencia y el pluralismo informativo por razones de eficiencia o
racionalidad mercantil, como tampoco es posible la política cultural de la dife
rencia. Considerando la desigual distribución de los costes derivados del rápido
cambio estructural en la sociedad con la consiguiente profundización de las dife
rencias entre grupos y clases sociales de acuerdo a políticas que renuncian a
los intereses públicos colectivos por la afirmación del individualismo posesivo, la
emergencia de la sociedad civil, la constitución de una esfera pública autónoma
y el desarrollo de una política cultural democrática atenta a las minorías son .
de acuerdo con Habermas, retos fundamentales [Habermas, 2001:1O). Pero
ello exige promover un proceso de transición de sistemas nacionales de comu
nicación hacia entornos supranacionales basados en el reconocimiento mutuo
de las diferencias culturales que universalice nuevas formas de solidaridad polí
tico-social. Esta apuesta sólo es posible conforme a una nueva lógica de orga
nización social y de producción del conocimiento (García Gutiérrez, 2002).
4. La participación y el diálogo intercultural. El cambio de paradigma en
las ciencias sociales revela la centralidad, como nunca antes, de la cuestión del
sujeto, el poder y la ciudadanía en el campo de constitución del saber sobre la
comunicación, expuesta hoy no sólo a un replanteamiento de lenguajes y prác
ticas de producción, sino también paralelamente a un proceso de reflexividad
metodológica vital para atender diversos problemas emergentes como los que
aquí nos ocupan . En este sentido, el fenómeno migratorio debe ser abordado
como un complejo problema de investigación revelador sociohistóricamente de
los dispositivos de conocimiento y saber-poder en la modernidad, lo que plan
tea un problema epistemológico fundamental para el campo académico: la uti-