Comunicación y migración
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Como bien advierte Bauman, la afirmación de la pureza posmoderna hoy
se manifiesta en la tendencia cada vez más acusada a criminalizar los proble
mas que produce socialmente. Esta lógica discursiva no es solo resultado de un
modelo etnocéntrico de comunicación, sino también , de forma determinante ,
de una lógica económico-política por la que se ha tendido a colonizar el espa
cio público militarmente en el desarrollo de la sociedad de la información, lle
gando a identificar a los grupos periféricos del sistema de videovigilancia global
como terroristas o enemigos del orden público conforme al proceso de con
vergencia entre comunicaciones civiles e industria militar, especialmente favo
recido a partir de la administración Reagan , lo que ha terminado por naturali
zar un discurso bélico del terror que convierte a los grupos y multitudes confi
nados en la periferia del sistema capitalista en los nuevos bárbaros del orden
mundial (Sierra , 2002).
La representación calculada de la barbarie forma parte en este sentido de
la lógica constituyente de la guerra como diplomacia pública de la dominación
cultural. El discurso bélico recurre para ello a sensacionalismos , relatos dra
máticos y esquemas de simplificación racista o religiosa , descontextualizando la
compleja realidad y origen de los conflictos en razón de racionalizaciones bina
rias muy funcionales a los fines de la propaganda . Noam Chomsky ha docu
mentado ampliamente en algunos de sus últimos trabajos la binaria oposición
del modelo de propaganda norteamericano entre víctimas y villanos en el dis
curso periodístico de los medios globales blancos, anglosajones y protestantes.
No es cuestión, desde luego , tratar aquí alguno de los múltiples ejemplos
a disposición del analista. Basta constatar cómo en el último año, se observa
una notoria desigualdad en el tratamiento informativo del colectivo de inmi
grantes y cómo se han ampliado, al mismo tiempo, las barreras simbólicas
para su integración social por el reforzamiento de los estereotipos, la negación
de las diferencias constitutivas de estos grupos culturales y, en algunos casos,
la acentuada disposición antagónica de confrontación y rechazo de ciertas cul
turas como las islámicas.
La barbarie como descripción del desorden o perturbación del orden civili
zado de Occidente condensa en el discurso periodístico una concepción conflic
tiva de la alteridad que estereotipa el fenómeno de la migración , la emergencia
del Islam y la marginación social de la población inmigrante en términos de con
frontación instrumentando en situaciones críticas como las de la guerra de
Afganistán estrategias propagandísticas que llegan a extremos paroxísticos de
pánico moral al proyectar por ejemplo simbólicamente la cultura árabe como
modelo antagonista de la cultura dominante. Esta lógica discursiva de visibiliza
ción del fenómeno migratorio como anomalía o amenaza refuerza a su vez la
tendencia uniformadora de los medios globales en su antiislamismo y afirmación
de los valores ideológicos dominantes. Así: