Comunicación y migración
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Un aspecto clave a destacar en este empeño que consideramos más que
relevante es cómo se trenzan los discursos sobre la migración con la moderni
dad o los discursos del cambio. La eficacia simbólica del inmigrante ilegal es
complementaria de su funcionalidad económica y constituye un poderoso dis
positivo de referencia y normalización cultural en la regulación de las tensiones
centrífugas propias de la dialéctica transformadora del capitalismo, con el que
se ajusta, predice y estructura el comportamiento deseable que el orden social
dicta al individuo y a los grupos sociales. El tratamiento informativo de la migra
ción cumple en este sentido una función estratégica de control de las mentali
dades. Es la forma más visible del poder en la Sociedad de Comando
lnformacional, que opera orquestando diferencias y nichos de identidad, distri
buyendo las jerarquías e ideales de representación cultural a lo largo y ancho
del Imperio, de acuerdo a modelos de pureza que deben ser claramente distin
guidos por medio del posicionamiento de cada cultura conforme a las exigen
cias de exorcización de los peligros reales o imaginarios proyectados por la gra
mática del Capita l , esto es, según la estructura geopolítica del poder cultural
dominante y de las necesidades de valorización económica .
Di ferenci a . fragmentac i ón y turbocap ita l ismo
En el horizonte posmoderno de la sociedad globa l , parece que la hibridez y
ambivalencia cultural de las identidades desafían la lógica binaria del Yo y del
Otro, desplazando los discursos sexistas y xenófobos a los márgenes del siste
ma. Las políticas de la diferencia son sin embargo estrategias de segmentación
y jerarquización que, incorporando las voces y valores culturales minoritarios,
ordenan y extienden las formas de biopoder imperial . Pese a la aparente diver
sidad cultural de la estructura de la información, en realidad la cultura mediáti
ca posmoderna ha reforzado el racismo y los discursos de la segmentación y
exclusión no ya por razones biológicas sino culturales, a partir de formas inclu
yentes de subordinación que los nuevos regímenes de control de las prácticas
cotidianas organizan jerarquizando los diferentes grupos humanos y la movilidad
y flexibilidad productivas que animan los procesos migratorios.
Como apuntan Oeleuze y Guattari, hoy el racismo es un discurso y una
práctica cultural no binaria sino de inclusión de diferencias. Los discursos bio
lógico-racistas son así reemplazados por la lectura culturalista del "choque de
civilizaciones". "Ninguna identidad es designada como Otro, nadie es excluido del
dominio, no hay afuera . De igual modo que la teoría racista imperial no puede
situar como punto de partida a ninguna diferencia esencial entre las razas
humanas, la práctica racista imperial no puede iniciarse con la exclusión del
otro racial. La supremacía blanca funciona en realidad apoderándose primero
de la alteridad , y subordinando luego las diferencias según los grados de des-