Comunicación y migración
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una coexistencia cambiante, migratoria, indeterminada, basada en una racionali
dad no dominante, no conforme, sino singular, localmente radicada. La apertura
de fronteras, el desplazamiento de población y los flujos de productos y servicios
dan cuenta en este sentido de la emergencia de un nuevo sujeto posmoderno de
ciudadanía universal que, transnacionalmente, no sólo hace constatable la diás
pora y ruptura de los antiguos límites y fronteras cognitivas, sino también la poten
cia liberadora de la memoria, de la expresión de los proyectos de vida de un saber
comunicar como un saber estar, como un saber ser en relación al devenir colec
tivo de una sociedad proliferante que hace de los vínculos, las redes societarias y
la política identitaria la base de un nuevo modelo de socialización.
La emergencia del Imperio debe ser entendido por tanto como un proceso
contradictorio, como la ruptura del orden capitalista clásico que hace posible la
liberación , la construcción de una alternativa contrahegemónica. La enunciación
en el discurso anglocéntrico de los nuevos bárbaros anticipa, en este sentido ,
la posibilidad real de construcción de una nueva república , de un nuevo orden
social y de una nueva ciudadanía y espacio global de la comunicación.
Del obrero soci a l a la c i udadanía mu l t i cu ltura l
Compartimos con Bauman l a esperanza d e que, e n efecto, "existe una
auténtica posibilidad emancipatoria en la posmodernidad , la posibilidad de depo
ner las armas, de suspender las reyertas fronterizas libradas para mantener
alejado al extraño, de desmontar los minimuros de Berlín erigidos diariamente
y destinados a mantener la distancia y separar" (Bauman, 2001 : 45). Como bien
ha dejado escrito Raoul Vaneigem:
"El problema de la emigración no es otra cosa que el problema de la miseria
que la provoca y que se propaga cambiando de clima. Pero el desplazamiento
de la pobreza contiene también el movimiento inverso. La exportación de la des
gracia importa al mismo tiempo la riqueza potencial de los individuos, de sus
diferencias y especificidades" (Vaneigem, 2000: 1 61 J.
Así, la diversidad y confrontación de universos simbólicos transforman
cada día las marcas culturales y de socialización, alterando las lógicas domi
nantes, en muchos casos, de la producción y, desde luego, aunque en menor
medida, los marcadores ideológicos de clase y culturales que trazan las fron
teras discriminatorias del orden imperial. La creciente violencia simbólica y la
conflictividad social entre diferentes grupos étnicos en sociedades avanzadas
como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o Alemania requiere no obstante
un esfuerzo de reflexividad y compromiso de la investigación comunicológica
para tratar de conocer y controlar las ingobernables tensiones producidas