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Francisco Sierra Caballero
ral. Esto sólo es posible si asumimos en su radical definición el "lenguaje de los
vínculos" (Dabas/Najmanovich, 1995).
No tenemos ocasión de plantear aquí la importancia de las redes de inves
tigación y comunicación y las aportaciones epistémicas de estas formas de arti
culación teórico-práctica en la construcción de vínculos y alternativas cultura
les al multiculturalismo dominante. Tan sólo señalaremos, para concluir, cómo
la función organizativa y transformadora de las redes sociales ha sido amplia
mente analizada en estudios sociológicos sobre la migración y los procesos cul
turales de integración de colectivos y comunidades no territoriales. Tanto en los
desplazamientos como en la formación y asentamiento de las comunidades
migratorias, las redes de información y comunicación han demostrado cumplir
una función vital para la interculturalidad y la supervivencia de estos colectivos
sociales. Ahora bien , a nuestro entender, pueden ser además un espacio y
metodología de intervención productiva en las estrategias de movilización de las
culturas inmigrantes y la afirmación de sus derechos al reconocimiento y parti
cipación activa en la comunicación.
En los próximos años, la multiplicación de estas redes de organización
social y comunicación constituye un reto prioritario para la comunicación alter
nativa y los movimientos sociales, y esperemos que también en general para la
investigación en comunicación. En la mira, un deseo y una constatación: otro
mundo es posible: un mundo inspirado en el "espíritu McBride" y en las pro
puestas político-culturales que alentaron la teoría crítica latinoamericana, un
mundo mestizo de comunicaciones diversas y contenidos plurales, de actores
diferentes y medios democráticos: un solo mundo, en fin, tejido por voces múl
tiples que asume como principio epistemológico una simple pero, en su mate
rialización, más que compleja y revolucionaria idea: la vida y la comunicación no
tienen fronteras.