Comunicación cultura y migración - page 62

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Antonio M. Bañón Hernández
preta (y probablemente quiere que interpretemos) una
voluntad
explícita y una
acción concreta a favor de la recepción de inmigrantes por parte de los cen­
tros escolares españoles; en la entradilla, de hecho, se inicia con estos térmi­
nos: "La comunidad educativa declara una firme voluntad de integrar a niños
inmigrantes". Esa voluntad, sin embargo, puede ser, en realidad, más bien de
aceptación, de asunción o de no rechazo al hecho de que lleguen inmigrantes
a la escuela para iniciar su proceso de adaptación socio-cultural. Sin lugar a
dudas, media una enorme distancia entre un tipo u otro de voluntad. En el desa­
rrollo de la noticia, queda clara la diferencia cuando leemos: "Los centros esco­
lares aceptan la presencia de hijos de inmigrantes y asumen un reto de inte­
gración". Obsérvese, pues, que la firme voluntad citada en la entrada de la noti­
cia y más que insinuada en el titular ha pasado a ser en el interior del texto ,
como decíamos, una mera asunción y una cómoda aceptación, actitudes
ambas más próximas a la inhibición que a la acción. En otras ocasiones, sin
embargo, la tendencia es, justamente, la contraria: presentar como categoría
tendente a la inhibición lo que, sin duda, es una manifestación explícita: "en una
llamada incluida en el centro de las dos columnas que conforman esta noticia,
leemos que los padres son más recelosos a que sus hijos compartan aulas con
gitanos y magrebíes". La palabra
receloso
supone una valoración que propende
hacia la prevención; es por tanto, un ejemplo de discurso no positivo, lo que
contrasta con la realidad axiológica que descubrimos más adelante: es una
auténtica valoración negativa la que se hace de los inmigrantes. Este marco
comunicativo se consolida, además, con expresiones que favorecen la elusión
de responsabilidad discriminatoria de los miembros del endogrupo ; así, se pre­
fiere hablar de
punto más bajo de tolerancia
en lugar de hablar de
punto más
alto de intolerancia,
cuando se indica: "El punto más bajo de tolerancia se lo lle­
van los gitanos, seguidos de los magrebíes, centroeuropeos, subsaharianos e
iberoamericanos".
Por otra parte, junto a la voluntad, habría que observar la representación
de la
capacidad
(poder hacer o saber hacer], puesto que también en este punto
la mención a un tipo u otro permitirá establecer un mayor o menor grado de
responsabilidad (menor si no se puede y mayor si no se sabe). El periodista
intensifica la idea de que simplemente no se puede atender a los inmigrantes
porque no se cuenta con el apoyo y con los medios necesarios; así, en el pos­
titular se advierte: "Reclaman medios para una atención más personalizada que
facilite su integración", dejando para más tarde la referencia a "la escasa pre­
paración de los docentes" como una de las dificultades para que tal integración
se haga efectiva. Todo el planteamiento está diseñado para dar la sensación de
que no hay responsabilidad individual que pueda suplir los problemas o que, al
menos, puedan ayudar a la mejora de alguno de ellos. Y a ello contribuy e el uso
en el titular de un actor colectivo: "los centros", con el que se encubre la reali­
dad actitudinal de otros actores específicos que forman parte de él: los padres,
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