Inmigración y comunicación
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Martín Corrales (2002:243-244) "En definitiva, la creciente presencia y visibili
dad de la colonia magrebí, fundamentalmente compuesta por marroquíes, ha
favorecido el enfrentamiento de dos actitudes contrapuestas en la valoración de
los inmigrantes por la población española. Por una parte, una actitud clara
mente xenófoba y racista, que hunde sus raíces en la imagen negativa que los
magrebíes y musulmanes en general y de los marroquíes en particular se ha
generado a lo largo de doce siglos y que tiene su caldo de cultivo en los círcu
los más conservadores y en buena parte los sectores populares de la sociedad
española. [. . . ) Por otra parte se produce una actitud más o menos abierta, tole
rante y solidaria hacia los inmigrantes norafricanos que, forjada en los últimos
años de la lucha contra el franquismo, se ha fortalecido en las dos últimas déca
das, en paralelo y gracias a la consolidación de la democracia. Los sectores
implicados, declarándose defensores del multiculturalismo, intentan construir
una sociedad en la que todos los ciudadanos sean iguales, en la que democra
cia sea sinónimo de igualdad. . .".
Para Mannoni (2001 : 66) "La mentalidad de un grupo determinado está de
alguna manera organizado, dirigido, es decir condicionado por los discursos
sociales [. . .), de la misma manera que la narración de vida de un sujeto es inter
pretable en función de su mito personal".
En una sociedad democrática y plural se produce una agonística discursi
va en la que los medios de comunicación tienen un papel muy importante. Los
medios de comunicación actúan sobre la disponibilidad de las representaciones
sociales, utilizando determinadas representaciones potencian la adhesión de las
personas a las mismas. Los medios de comunicación plasman, y al mismo tiem
po alimentan, las imágenes de alteridad existentes en la sociedad. Los medios
de comunicación establecen unas fronteras que marcan los límites entre el
"nosotros" y los "otros". Es decir, llevan a cabo procesos de construcción iden
titaria [Rodrigo 2000).
Estos discursos identitarios se alimentan de prejuicios y estereotipos que
refuerzan una visión simplificada de la realidad. Como afirma Santamaría
(2002: 141-1 42) "... los migrantes son atrapados en un conjunto de representa
ciones de larga duración que, con orígenes múltiples y a veces opuestos, tienen
más que ver con esa figura del imaginario social que es el 'moro', que hoy sigue
transmitiéndose a través del sistema educativo y, muy especialmente, mediante
las representaciones transnacionales que los medios de comunicación generan
y difunden de los árabes y/o islam, asociándolos al 'terrorismo' y al 'fundamen
talismo', que con la existencia de una reducida, aunque ciertamente en creci
miento, población migrante y/o musulmana en España". Es bastante ilustrativo
que la reciente victoria del Partido de la Justicia y el Desarrollo en Turquía obli
gara a la prensa española a definirlo como un partido islamista
moderado,
como
si el islamismo se asociara, por defecto, con el fundamentalismo y se necesita
ra, en este caso, adjetivarlo para señalar la diferencia.