La lenta normalización de la presencia de mujeres en los Cuerpos de Seguridad - page 33

2. MUJERES Y HOMBRES EN EL MERCADO DE TRABAJO
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que la poca evidencia empírica que hay no lo apoya de manera contundente.
Phelps (1972) y Arrow (1972) desarrollaron el modelo de discriminación estadística
inspirándose en la idea de la división del mercado de trabajo y en el problema de
la información asimétrica. La discriminación estadística consiste en atribuir a una
persona el comportamiento que el empresariado considera más común del grupo
al que pertenece.
Estos argumentos han sido fuertemente criticados desde la economía feminista
porque no proporcionan explicaciones comprensivas sobre las causas de la
discriminación contra las mujeres, y porque asumen que los individuos siguen
un proceso de toma de decisiones individual, libre y racional, sin condicionantes
sociales, culturales o políticos.
Desde la economía feminista se han propuesto diversas teorías desde el lado
de la demanda de mano de obra. Reskin (2000) plantea un mecanismo de
discriminación asociado a los sesgos cognitivos. Para simplificar la información,
las personas tienden a categorizar a otros de forma automática y el sexo es
una característica importante para clasificar. Se consideran tres tipos de sesgos
cognitivos: estereotipos, atribución de errores y sesgo del grupo dominante
(Tomaskovic-Devey y Stainback, 2007). El primer sesgo, estereotipos, consiste
en asignar características a los grupos sobre las cuales son valorados todos los
miembros del grupo, y en el caso de las mujeres todavía se les considera individuos
más preocupados por la familia, más débiles, menos asertivos, etc. El segundo
sesgo cognitivo, se refiere a la diferente atribución de errores a los grupos según
estos sean aventajados o desfavorecidos. Los errores de los miembros de grupos
desfavorecidos son presentados como inherentes a su falta de capacidad mientras
que sus éxitos son atribuidos a la buena suerte o al esfuerzo realizado por otros.
Por último, el tercer sesgo se deriva de las preferencias sociales de las personas
empleadoras por individuos de su mismo grupo, reproduciendo el statu quo y
afectando también a las decisiones de contratación o promoción futuras ya que
los canales de información y las redes informales se establecen del mismo modo.
También desde el lado de la demanda de mano de obra, diversas teorías feministas
parten de las teorías de la segmentación del mercado de trabajo (Burnell, 1999).
En la teoría del mercado dual de trabajo (Doeringer y Piore, 1971) la mano de obra
femenina estaría confinada a los puestos de trabajo que conforman el segmento
secundario del mercado laboral, donde las condiciones laborales son peores y la
retribución menor.
La segregación laboral de mujeres y hombres en el mercado de trabajo se
explica por las barreras de entrada que establece el segmento primario, donde
se encuentran los hombres. Determinadas instituciones del mercado de trabajo,
como la negociación colectiva y los sindicatos, pueden contribuir a esta segre-
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