2. MUJERES Y HOMBRES EN EL MERCADO DE TRABAJO
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Sin embargo, no debemos obviar que no se trata de una elección que se realiza
por voluntad propia, si no que las mujeres suelen verse obligadas a elegir entre
el desarrollo de sus carreras profesionales o de su vida personal, frente a las
dificultades de conciliación existentes, a la escasa corresponsabilidad por parte
de sus parejas y el insuficiente desarrollo de los servicios públicos.
IV. Segregación horizontal y discriminación vertical en España y Andalucía
El mercado de trabajo nacional y andaluz se caracteriza por la existencia de dos
fenómenos denominados como segregación horizontal, a partir del cual hombres
y mujeres se agrupan en actividades y realizan tareas diferenciadas según el sexo;
y como discriminación vertical, entendida ésta como el conjunto de obstáculos
y barreras que las mujeres deben superar para poder alcanzar la cúspide de la
pirámide organizacional, tal y como se ha señalado en el primer apartado sobre
las distintas teorías y enfoques que intentan explicar las diferencias de género en
los mercados de trabajo.
a. Discriminación horizontal
La distribución sectorial de las personas ocupadas en Andalucía difiere de la
estructura nacional principalmente en dos factores: registra una mayor proporción
de personas trabajando en el sector agrícola y en los servicios y una menor
proporción en la industria (Tabla 7). En cuanto a la construcción, en los últimos
años ha cambiado la distribución debido a la fuerte caída del sector con la crisis.
Con anterioridad, Andalucía registraba una mayor proporción de personas en
dicho sector, en comparación con la media española.
En referencia a la distribución por sexo se confirma la mayor presencia femenina
en los servicios y su escasa participación en el resto de sectores de actividad
tanto en España como en Andalucía (Tabla 7). La proporción de las mujeres
ocupadas en servicios es más de 20 puntos mayor que la de los hombres: el 90%
de las mujeres trabaja en este sector en Andalucía mientras solo lo hace el 69,2%
de los hombres, un fenómeno asociado con la terciarización de las economías
desarrolladas.
Cabe destacar otro fenómeno en la incorporación sectorial de las mujeres al
mercado de trabajo: el aumento de su presencia en el sector agrario durante las
últimas décadas. La explicación de este fenómeno se debe básicamente a que el
crecimiento del sector de la construcción atrajo, vía mejores trabajos y mayores
salarios, mano de obra masculina que antes se desempeñaba en la agricultura.
Como resultado, se inició un proceso de contratación de mujeres e inmigrantes
para suplir las necesidades de mano de obra en las explotaciones (Gálvez, 2008).
Pero la crisis ha revertido parcialmente este proceso de sustitución.
