2. MUJERES Y HOMBRES EN EL MERCADO DE TRABAJO
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A este fenómeno se le conoce como techo de cristal. Su descripción literal
hace referencia a una barrera que se interpone en la parta alta de la carrera
laboral de las mujeres y que tiene las características de ser invisible, acotada y
sólida (Morrison et al., 1987). Invisible por cuanto no es percibida como tal por
parte importante de la sociedad y porque no existen impedimentos explícitos
discriminatorios contra las mujeres, sino que es mayoritariamente producto
de determinados comportamientos sociales. Sería acotada puesto que es
relativamente fácil determinar en qué punto de la escalera profesional se produce
esta quiebra. Una especie de umbral sólido que impide romperlo. Tras dicho
umbral no habría mujeres y por debajo de ese umbral, el problema sería mucho
menor o no existiría.
La gran diferenciación por sexos, junto a la ocupación superior de dirección y
gerencia, se encuentra en aquellas ocupaciones elementales. Ésta constituye la
tercera ocupación donde se congrega el mayor porcentaje demujeres con respecto
al total de ocupadas, tanto a nivel nacional (17,4%) como andaluz (21,6%).
Este fenómeno se ha denominado “suelo pegajoso”. Éste ilustra las dificultades a
las que se enfrentan las mujeres para acceder a los primeros niveles de la carrera
laboral, más allá de las ocupaciones elementales. Tal y como señalan Fernández
et al. (2010) el suelo pegajoso tiene una relación directa con “la sobrecarga que
sufren las mujeres con la doble jornada y la falta de conciliación por parte de los
varones, y hace que las mujeres, en vez de progresar en su carrera profesional,
abandonen sus puestos de trabajo o reduzcan sus jornadas”. Obviamente, todo
este contexto no es ajeno a lo que ocurre en los Cuerpos Policiales según se verá
en el siguiente apartado.
V. Las mujeres en los Cuerpos de Policía en España
La situación histórica de las mujeres en el mercado laboral ayuda a comprender
cómo en ciertos sectores profesionales, tales como los Cuerpos de Policías, las
mujeres hayan estado subrepresentadas y su incorporación haya sido bastante
tardía, más allá de la excepcionalidad y la existencia de cuerpos especiales
de mujeres. La elección de las mujeres a la hora de acceder a los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado Español parece responder a la influencia de
los estereotipos de género tradicionales, tanto en las decisiones de las propias
mujeres y los mecanismos de autoexclusión, como en los procesos de acceso y
promoción donde actuarían discriminaciones por parte de la demanda así como
una cultura organizativa (turnos, servicios 24 horas, disponibilidad…) y unos
estereotipos sobre la profesión de policía que se adaptan más a las características,
la socialización de los hombres y los distinto roles de género asignados.
