La lenta normalización de la presencia de mujeres en los Cuerpos de Seguridad - page 30

28 La lenta normalización de la presencia de mujeres en los Cuerpos de Seguridad
tiene que ver con la concentración del empleo femenino en determinadas ramas
de actividad y la discriminación vertical, que describe la sobrerrepresentación
de las ocupadas en las categorías laborales más bajas (suelos pegajosos) y
subrrepresentación en las más altas (techos de cristal).
Para finalizar, en el quinto apartado se realiza una reseña sobre la escasa presencia
histórica y la situación de las mujeres en los Cuerpos Policiales en España y
Andalucía.
I. Desigualdades de género en el mercado de trabajo
Mujeres y hombres ocupan lugares diferentes en el mercado laboral. Las mujeres
siempre han estado en una posición más vulnerable y desprotegida debido al
desigual reparto del trabajo remunerado y no remunerado entre sexos.
Históricamente se ha producido una dicotomía entre estos dos tipos de trabajos
y entre los ámbitos privado y público. Es lo que se conoce como “división sexual
del trabajo” y la lógica del modelo familiar “hombre proveedor de ingresos-mujer
ama de casa” (modelo
male breadwinner
). Se trataba, como define Pateman
(1995), de “un contrato social según el cual las mujeres deberían satisfacer las
necesidades de los varones para que éstos pudieran cumplir con su condición de
ciudadano y trabajador asalariado”. Si bien más como modelo que como realidad
generalizada, se mantenía de este modo una división sexual de espacios, roles
de género y trabajos (Carrasco, 2005), ya que las mujeres siempre han trabajado
aunque sus trabajos no siempre han estado reconocidos o estadísticamente
registrados (Gálvez, 2008).
Si bien los cambios en el tiempo de estos planteamientos son evidentes, y las
mujeres presentan actualmente una notable presencia en el mercado de trabajo,
esta división tradicional del trabajo doméstico (no remunerado) y remunerado
aún persiste. A pesar de la incorporación masiva de las mujeres al mercado de
trabajo en España a partir de mediados de los 80 del siglo XX, no se ha producido
la asunción de las necesarias responsabilidades domésticas y de cuidados por
parte del resto de agentes ni de los hombres en la familia. Los roles de género
todavía difieren profundamente en la sociedad actual. Las mujeres continúan
siendo predominantemente responsables del trabajo doméstico y de cuidados,
independientemente de que también desarrollen un trabajo remunerado. Por ello,
las mujeres han tenido que seguir haciendo frente a una doble jornada laboral o
segundo turno, como consecuencia de la inexistente corresponsabilidad.
De manera que siempre que se analiza la posición de las mujeres, pero también de
los hombres, en el mercado de trabajo no solo tenemos que fijar nuestra atención
en el empleo remunerado, sino también en el trabajo doméstico y de cuidados no
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