Cuadernos de Aula Taurina: El Rejoneo
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Lámina 7 de la Tauromaquia o Arte de Torear de Pepe-Hillo, 1804
pena de excomunión de todos los participantes y asistentes. La primera prohibición
la dictó Pío V ( 1567). En 1575, el papa Gregario XIII atenuó las disposiciones de la
bula de Pío V, aunque, de nuevo, Sixto V ( 1583) condenó las fiestas de toros con
el máximo rigor, condena que paliaría más tarde Clemente VIII ( 1596 ) .
En su bula de prohibición , Pío V condicionaba la celebración de las fiestas de
toros al enfundado o al corte de las astas de las reses para prevenir los accidentes.
En España, Felipe 1 1
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no acató dicha prohibición.
Sin embargo, en Portugal , el rey Don Sebastián si atendió los requerimientos
papales y obligó a enfundar los cuernos de los toros. Otros condicionantes, como
el deseo de diferenciarse de los españoles, otra sensibilidad y ciertas presiones
hicieron que estos espectáculos evolucionaran, a lo largo de los siglos XVII y XVI II,
de forma diferente. Y aunque también se celebraron corridas de toros a pie al modo
español , actuando en ellas cuadrillas españolas encabezadas por los matadores de
más prestigio como Pepe·Hillo, Pedro Romero o Curro Guillén, éstas no tuvieron
gran aceptación.
De esta manera, a lo largo del siglo XVIII, el toreo a caballo se consolida en
Portugal, adquiriendo gran protagonismo las cortesías o saludos que se realizan al
inicio del espectáculo.
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Felipe II reinó desde 1 556 a 1598. El rey Don Sebastián reinó en Portugal desde 1557 al 1 580. A
su muerte, el trono pasó a Felipe II y, posteriormente, a sus herederos hasta 1640 en que Portugal
logró su independencia del reino de España.
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