Cuadernos de Aula Taurina: El Rejoneo
Durante los años cuarenta brillaron, además del propio Álvaro Domeq, el
duque de Pinohermoso, los lusitanos Simao da Veiga y
Branca
Nuncio
y
la
cfüena
Conchita Cintrón.
A partir de los años cincuenta, toman el relevo, en primer lugar, el imaginativo
Ángel Peralta quien aporta variedad y espectacularidad al rejoneo a través de los
ejercicios de la doma que realizan sus caballo y de la creación de suertes muy
vistosas . Más adelante, su hermano Rafael, Álvaro Domecq Romero, Bernardino
Landete, Josechu Pérez de Mendoza, y los portugueses David Ribeiro Teles y Manuel
Conde. En un tono menor, José Anastasio, Joaquín Pareja-Obregón, Agustín García
Mier y Salvador Guardiola, el único rejoneador fallecido como consecuencia de una
caída en la plaza y el mexicano Gastón Santos.
Conchita Cintrón brindando la muerte de un toro
Muchos de estos rejoneadores siguen actuando en la década de los sesenta e
incluso en años posteriores, poniendo de manifiesto un hecho que se da con
frecuencia en esta profesión y es el permanecer en activo durante mucho tiempo,
siendo paradigmático los casos de Joao Branco Nuncio y Ángel Peralta que han
celebrado las bodas de oro como rejoneadores.
También a lo largo de los años sesenta se van incorporando nuevos rejoneadores
que tendrán gran relevancia en el futuro del rejoneo. Entre ellos destacan Manuel
Vidrié, Fermín Bohórquez Escribano, Curro Bedoya, Gregorio Moreno Pidal y Antonio
Ignacio Vargas. También cabe mencionar al portugués José Samuel Lupi y a los
españoles Cándido López-Chaves y conde de San Remy.
-68-