Cuadernos de Aula Taurina: El Rejoneo
Quizás debido al menor riesgo que suponía para los toreros de a pie, la lidia
de toros con los cuernos enfundados o embolados, las suertes que practicaban
dejaron de interesar al público, excepto la de banderillas, que fue muy apreciada
a lo largo del siglo
XIX,
y la suerte de mancornar, que modificada y hecha en grupo,
dio lugar a la "pega" que practican los toreados.
En 1790, el marqués de Marialva publicó el tratado "Luz da liberal e noble arte
da caballeria", en el que se recopilan las reglas de montar a caballo y los ejercicios
que se pueden realizar. La popularidad de este libro y de su autor fue tal que, a
partir de entonces, en Portugal al rejoneo se le llama arte de Marialva. La vestimenta
a la "federica" que usan los rejoneadores portugueses procede de entonces, ya que,
con anterioridad, vestían con el traje de golilla al igual que los caballeros españoles.
Durante el siglo
XIX,
el toreo a caballo a la portuguesa sufre algunas modificaciones
como la sustitución del rejón con cuchilla por el de arpón, también llamado rejoncillo
o farpa. El uso de farpas, mucho menos cruentas, desembocó en la desaparición
de la muerte del toro en el ruedo. En este tiempo el rejoneador seguía llevando
a un auxiliador al estribo para distraer al toro con la capa en el momento del
embroque.
La gran figura del rejoneo portugués en la primera mitad del siglo
XIX,
es el
conde de Vimiosos, quien gracias a su maestría consolida y fija definitivamente las
corridas a la portuguesa. Otros rejoneadores destacados de esta época son
Francisco de Paula de Portugal y Castro y el marqués de Castello Mehlor.
En el último tercio del siglo
XIX
y principios del siglo XX surgió en Portugal un
gran plantel de rejoneadores, entre los que destacan José M
ª
Casimiro Monteiro,
José Bento de Arauja, Alfredo T inaco da Silva, Adelino de Senna Raposo, Luis do
Rego da Forneca, Manuel Casimiro de Almeida y Fernando de Oliveira. Todos ellos
actuaron no sólo eh Portugal sino también en las principales plazas de Francia y
España, obteniendo grandes éxitos.
La actuación de los rejoneadores portugueses en España, lleva a algunos
aficionados españoles a querer practicar esta forma de toreo, que desembocará
en el nacimiento del "rejoneo a la española", que coincide en el tiempo con la
aparición en los ruedos de Simao da Veiga y Joao Branca Nuncio, quizás los dos más
grandes cavaleiros que ha habido en la historia del rejoneo portugués. La presencia
en el ruedo de estos magníficos rejoneadores influirá decisivamente, no sólo en
el devenir del rejoneo en su país sino también en el nuestro, iniciándose desde
entonces una etapa de mutua influencia aunque liderada durante mucho tiempo
por los rejoneadores portugueses.
El liderazgo del rejoneo portugués, quizás haya sido debido a la gran aceptación
que ha tenido esta forma de toreo en el país vecino, lo que ha supuesto una mayor
demanda de espectáculos de este tipo y un mayor conocimiento y exigencia por
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