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VII. ESTRATEGIADE INTERVENCIÓN: LAGESTIÓNDELADIVERSIDADCULTURAL
sociedad. Sólo las sociedades que logren gestionarla de
manera correcta para la consecución del objetivo an-
teriormente mencionado, y la incluyan como estrategia
política y éticamente necesaria en su proceso, podrán
sobrevivir en los futuros escenarios altamente diversos.
Nuestro Estatuto, consciente de esta realidad, incluye
en su artículo 37, como principio rector que informará la
actuación de los poderes públicos, el respeto a la diver-
sidad cultural.
El compromiso de desarrollar un seguimiento puntual del
cumplimiento de lasmedidas de este III Plan Integral para
la Inmigración va a permitir valorar la implicación de todos
los agentes que intervienen en el proceso de integración,
siendo preciso adaptar los mecanismos existentes y pre-
viendo otros nuevos.
Así, junto a la de género, la inclusión de la variable “nacio-
nalidad” en el seguimiento de todas las acciones que se
desarrollen en el marco de este III Plan dirigidas a la po-
blación seráel primer ypequeño –peroa la vezgran- paso
para la medición de la diversidad cultural, de momento,
centradaen laprocedenciaconel findeconocer enmayor
profundidad a todas las personas a las que afectan las
medidas contempladas. Nuestra realidad es multicultural
y plurinacional, para poder abordarla hemos de conocer
pues esa pluralidad. El primer paso serámedirla para po-
der comprender la existencia de nuevas necesidades que
se han de abordar y esta nueva realidad ha de tenerse en
cuenta en el diseño, ejecución y evaluación de todas las
políticas relacionadas con la cuestión migratoria. En este
proceso, la incidencia en la investigación y la formación
será de especial importancia.
El siguiente paso a la medición, y una vez incorporada y
asumida la necesidad de gestionar -desde los poderes
públicos y el sector privado (asociaciones y empresas)-
la diversidad, será establecer límites, cauces, canales y
estrategias de intervención que permitan la producción
de cambios en las actitudes y comportamientos, para
conseguir una verdadera inclusión e integración, desde la
normalización, de todas las personas que no sólo viven,
sinoque conviven enAndalucía.
Este III Plan será un paso más hacia una sociedad más
cohesionada. Tras una primera fase de acogida, a la que
respondió el I Plan, y una segunda centrada en la inte-
gración de la nueva población andaluza, el nuevo reto de
este período será, manteniendo los logros alcanzados, la
gestión de la diversidad.