Cuadernos de aula taurina: El toro de lidia - page 19

Cuadernos de Aula Taurina: El roro de lidia
tañas, capirotes y ensabanados, capas que han desaparecido completamente. En este senti­
do, subrayar que, entre 1914 y 1917, fecha a partir de la cual se produjo el cambio de los
pelajes, las reses de esta ganadería convivieron con las del Marqués de Saltillo, por lo que
cabe suponer que debieron cruzarse animales de ambas vacadas, acabando por imponerse la
dominante capa cárdena de los
saltillos
3
No obstante, este hecho no ha sido nunca corrobo­
rado por los propietarios de la ganadería. En cualquier caso, el considerarse el pelaje cárde­
no como clásico de la ganadería y el exigirse de alguna forma por parte del público, toros de
esta pinta, ha influido, lógicamente, en que se hayan seleccionado preferentemente anima­
les con esta capa.
El prototipo del toro del encaste Pablo Romero es un toro de tamaño medio y bajo de
agujas, con mucho pecho y de gran volumen corporal. La cara suele ser casi tan ancha como
larga, la frente rizada y el hocico chato o plano. Los ojos grandes y característicamente
rasgados, apareciendo en una posición alta en la cabeza. En relación con las encornaduras,
predominan bien armados y astigordos.
El cuello suele ser corto, lo que les dificulta el humillar y hace que la mayoría de los
ejemplares embistan llevando la cabeza a media altura. El morrillo es especialmente promi­
nente, mientras que la papada tiene un escaso desarrollo. La grupa suele ser ancha y muy
desarrollada.
Son considerados, por muchos aficionados, como los toros de mayor belleza dentro de
las reses de lidia.
1 . 6 . - Casta Vazqueña
El fundador de la ganadería de la que con el tiempo surgiría esta casta, fue Gregario
Vázquez, vecino de Utrera (Sevilla) , que la formó, en 1755, con reses de procedencia frailera.
A su fallecimiento, ocurrido en 1778, se hizo cargo de la vacada su hijo Vicente José, que fue
realmente quien hizo la casta vazqueña. Éste cambió totalmente la ganadería, reuniendo
reses de distintas procedencias: de Benito Ulloa, que a su vez procedía de Cabrera, y entre
las que abundaban las pintas berrendas; de Bécquer, en las que dominaba el pelaje castaño
y del Conde de Vistahermosa
4
,
de pelos negros y cárdenos. Con este ganado, Vicente Jos é
Vázquez obtuvo unos toros diferentes, de gran trapío, ni tan grandes y cornalones como los
de Cabrera y ni tan pequeños como los de Vistahermosa. Lo más significativo, desde el punto
de vista morfológico, era y sigue siendo la gran variedad de pelajes que presentan.
Esta ganadería adquirió pronto gran fama, compitiendo con las de Cabrera y
Vistahermosa. Se dice que Vicente José Vázquez llegó a poseer 8.000 vacas de vientre y
2.000 toros de saca.
A su fallecimiento, en 1830, la vacada se dividió en varias partes, pasando la más
importante al rey Fernando VII, que trasladó las reses desde Utrera, donde pastaban, hasta
las vegas del río Tajo en Aranjuez (Madrid). A la muerte de Fernando VII, la ganadería pasó al
Duque de Osuna y Veragua (1836) , y ya desde entonces, a los sucesivos Duques de Veragua
5
,
3
El último Marqués
de
Saltillo estuvo casado con una señora de la familia Pablo-Romero y fue precisa­
mente un miembro de esta familia el que vendió la ganadería del marqués a Félix Moreno
.
4
Resulta curiosa la for·ma en que Vicente José Vázquez se hizo con ganado del Conde de Vistahemosa.
Al negarse éste a venderle vacas de su ganadería, Vicente José Vázquez compró por varios años al obispado de
Sevilla el diezmo que obtenía por el arrendamiento de sus tierras. Entre los arrendatarios se encontraba el
Conde de Vistahermosa que no tuvo más remedio que cederle un buen número de reses -unas 1 50 en total-.
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Durante el tiempo que los Duques de Veragua tuvieron a ganaderia, ésta llegó a contar con trece
pelos diferentes, generalizándose entonces el jabonero.
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