Cuadernos de Aula Taurina: El toro de lidia
Las capas predominantes son negras y, en menor grado, castañas y coloradas, siendo
frecuentes los accidentales que dan lugar a animales girones, salpicados y burracos. Estos
tienen generalmente una mancha blanca en uno o en los dos ojos, es decir, son zarcos.
Respecto a las encornaduras, suelen ser finas y de color blanco, predominando los bien
armados y veletas.
Otros aspectos característicos son cuello largo, morrillo poco desarrollado, abundante
papada, linea dorso lumbar un poco ensillada y las extremidades largas y finas.
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Encaste Atanasia Fernández:
Las hechuras y pelos clásicos de los atanasias son bastante similares a la de sus precur
sores del Conde de la Corte, aunque con el paso de los años han surgido algunas diferencias.
Son de los toros más grandes que existen, altos de alzada, bastos de lámina, aleonados y
ensillados, presentando con frecuencia un aspecto destartalado.
Con relación a los pelajes, prevalecen los negros, aunque también aparecen cárdenos,
colorados y castaños. Los accidentales más típicos son el salpicado y el burraco. Los burracos
suelen llevar siempre el accidental carbonero, siendo ésta una pigmentación muy típica del
encaste.
Las encornaduras son generalmente de color blanquecino, astifinas y de gran tamaño,
abundando los toros bien armados, veletas y acapachados.
Otros aspectos destacables de los toros de este encaste son los de ser algo bastos de
piel, carifoscos, badanudos y con el morrillo poco desarrollado. En muchos machos destaca
el meano, considerablemente más abultado que en otros encastes.
La nota más destacable del comportamiento de los toros de este encaste es la de salir
abantos, para luego, conforme avanza la lidia, irse centrando y embestir cada vez mejor. No
es raro que, al aparecer en el ruedo, hagan cosas feas, huyan de los capotes o den muestras
de mansedumbre. Se trata de toros con mucha clase, es decir, que aúnan bravura y nobleza.
Encaste Atanasia Fernández. Ganadería de Dolores Aguirre
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