Cuadernos de Aula Taurina: Las suertes del toreo
Otros, en cambio, no admiten que se les atosigue, pues se acobardan y tienden a
defenderse, a negarse a embestir o a rajarse totalmente. En estos casos, el torero debe dejar
los «refrescar» entre tanda y tanda, yéndose de la cara del toro para volver a ella después de
trascurrido el tiempo necesario para que se recupere.
La altura de presentación del engaño y, por lo tanto, a la que se toree, tam
bién debe adaptarse a las condiciones del toro. En general, tanto en las suertes de
capote como de muleta, los toros se someten por bajo y se alivian por alto. Para poder
le con la muleta a un toro que no ha sido suficientemente picado, habrá que doblarse
con él con pases denominados por ello de castigo, aunque la faena de muleta, funda
mentada en series ligadas de naturales y derechazos, resulta siempre de un castigo
grande. Al toro carente de poderío físico conviene empezarle la faena con pases por
arriba y sin brusquedades. Después, habrá de llevarse empapado en la muleta sin ba
jarle la mano, es decir, a media altura, para evitar que se caiga o haga imposible la
faena. En cualquier caso, la muleta castiga más a los toros que el capote, ya que
permite repetir los pases en menor espacio que éste, obligando a forzar más al toro.
No obstante, siempre que las condiciones del astado de permitan, se debe torear
procurando que el toro embista con la cabeza humillada. La razón es que la velocidad de la
embestida, al tener la cabeza baja, es menor, por lo que el lance o pase tiene una duración
mayor o, dicho en términos taurinos, acrecienta la longitud del pase y su profundidad, se
recrea más la vista del espectador y, en definitiva, resulta más emocionante. Además, en
esta posición el toro hace un esfuerzo superior, va más forzado -de hecho, se dice que el toro
va dominado-, por lo que le cuesta más trabajo desviarse de la trayectoria que le marca el
torero que, en consecuencia, estará más seguro.
La posición más adecuada en la que ha de situarse el diestro respecto al toro para
ejecutar las suertes está supeditada también a la condición del animal. Trazando por la
punta de los pitones y en prolongación a éstos dos líneas imaginarias paralelas, se determina
una franja. Si en el cite el engaño queda dentro de ella y el torero fuera, se dice que está
fuera de cacho, lo que se considera una ventaja. Cuando el diestro avanza metiendose en la
franja imaginaria en dirección al pitón contrario, se dice que se cruza. Cuanto más se vaya al
pitón contrario, más cruzado estará. Por último, si se sitúa para el cite a la altura de la pala
del cuerno de su lado, se dice que cita al hilo del pitón.
El torear cruzado o al hilo del pitón debe estar en función de las condiciones del
toro. Los toros que se ciñen, los que ganan terreno, los pegajosos y tobilleros requieren que
el diestro les cite cruzado, insinuándoles la salida por el ojo contrario -contrario del lado en
el que se encuentra el torero- para que al tratar de cortársela hagan posible el toreo lucido.
Asimismo, para lograr la arrancada del toro tardo es muy conveniente cruzarse al pitón
contrario avanzando a la vez hacia la cara del toro, ya que, si se avanza perpendicularmente
al animal y guardando la distancia, sin aproximarse, lo más normal es que el toro gire sobre
los cuartos traseros con lo que no se logra avanzar al pitón contrario. Los toros boyantes y
claros, de pronta arrancada y con largo viaje, permiten el cite al hilo del pitón, que es la
posición más adecuada para ligar los muletazos.
En relación con la posición de la muleta en el momento del cite, lo más correcto y
ortodoxo es adelantarla. Sin embargo, no todos los toros admiten esta forma de interpretar
las suertes. Los que tienen media arrancada, si se les adelanta el engaño, rematarán a la
altura del cuerpo, poniendo en grave riesgo la integridad del torero. Por ello, en estos casos,
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