Cuadernos de Aula Taurina: Las suertes del toreo
hacia fuera, alargando el viaje, a los toros que quieren meterse hacia dentro o co!llducir
hacia dentro a los que quieren salirse. Mandar es dominar.
Ligar es enlazar los lances de capa o los pases de muleta sin interrupción.
A la vez, surgió el concepto del toreo en redondo que consiste en interpretar varios
lances de capa o, sobre todo, pases de muleta, generalmente del mismo tipo, por el mismo
lado del toro, por lo que éste da vueltas alrededor del torero.
Estas reglas se completan con una serie de aspectos técnicos que, independiente
mente de su personalidad y concepción del toreo, el torero debe tener en cuenta con la
finalidad de realizar la lidia y, sobre todo, la faena de muleta más adecuada, segura y lucida
posible. Estos aspectos se refieren fundamentalmente a la distancia a la que se debe citar al
toro, tiempo que debe haber entre pase y pase o entre serie y serie, altura a la que debe
llevarse el engaño, colocación del torero y terrenos donde deben realizarse las distintas
fases de la lidia y especialmente la faena de muleta.
En relación con la distancia a la que debe ponerse el torero para hacer embestir al
toro, hay que tener siempre presente que no todos los astados pueden torearse a la misma
distancia, sino que, por el contrario, para cada toro hay una distancia en la que el animal se
arranca mejor y más fácilmente.
Hay toros a los que hay que citarles muy en corto para que embistan porque,
de
otra manera, no se arrancan o tardean en exceso. También hay que tener en cuenta que, a
veces, por seguridad, es necesario citar al toro más cerca o más lejos. Así, es obligado torear
en corto a los astados que ganan terreno, pues cuanto mayor sea la distancia a la que se les
cite, más acusarán el defecto de ceñirse, aumentando la posibilidad de la cogida. No obstan
te, no se debe abusar de citar repetidamente en corto ya que el encimismo puede llegar a
ahogar la embestida al toro.
Otros toros requieren, en cambio, que se les cite a una distancia mayor, ya que, de
hacerlo muy cerca, creen que han llegado al engaño y en vez de seguirlo lo que hacen
'
es
derrotar en él desluciendo las suertes y poniendo en peligro al torero.
Al toro que, de salida, hace cosas raras, conviene «correrle» hacia atrás o «perderle
pasos» y acomodar el andar a la velocidad del animal con el fin de que el primer impacto
resulte acoplado.
Si la res se vence hacia tablas, lo aconsejable es que el torero se salga para
fuera. Para ello, al finalizar el primer lance de recibo en la suerte natural, o sea, de
espaldas a la barrera, el torero debe mantener el capote ante la cara del toro, cambiar
la posición respecto a él y adoptar la de la suerte contraria, es decir, de frente al
tendido, mediante un giro del cuerpo. Con ello, se logra vaciar la embestida del toro
hacia su querencia, la barrera, a la vez que se le lleva a los terrenos del centro del
ruedo.
Cada toro también tiene «su tiempo». Hay algunos a los que no se les puede
dar respiro, porque, de dejarles tiempo para «pensar», aprenden mucho, volviéndose
difíciles y peligrosos. Con estos toros es necesario que los toreros estén continuamente
hostigándoles.
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