Cuadernos de aula taurina: Historia del toreo a pie - page 49

Cuadernos de AulaTaurina: Historia del toreo api e
En esta primera etapa del toreo a pie era habitual que se contratase a uno o dos
espadas para actuar en todos los festejos de la temporada que se celebraban en esa
plaza, sobre todo si ésta era una plaza importante, como la de Sevilla, Cádiz o
Madrid. Esto no significaba que los matadores o picadores no pudiesen actuar en
otras, perosi lohacíansolía ser en ciudadespróximas ya que losmedios de transporte
entonces eran muy rudimentarios. Por eso, era frecuente que los diestros más
Varilarguero a hombros de un chuto picando a un toro. (Lámina 37 de La Tauromaquia.
Francisco deGoya, 1815-1816)
destacados si hacían temporada en Madrid, no actuaran eseañoen Sevilla.
Lorencillo
fue de los primeros en suscribir un contrato de este tipo, actuando como primer
espada en Madrid de 1758 a 1760.
Poco a poco el toreo va evolucionando y perfeccionandose, a la vez que se
homogeneiza, en el sentido de s er la lidia de cada torosimilar e idéntica en todas
las plazas. Así, a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, se generaliza el que, en
cada corrida, actúen dos espadas con sus correspondientes cuadrillas, entre losque
figuran los medios espadas y tres picadores que se contratan independientemente.
No obstante, en muchas corridas de toros comienzan a intercalarse otrassuertes,
más bien cómicas, que provocaban el regocijo del público y tenían una gran
aceptación. Así, en el último tercio del siglo XVIII se crean las mojigangas, que
alcanzarán su máximo apogeo en toda España en el siglo XIX y que eran
representaciones puramente mímicas realizadas en el rue do y a lasque ponía fin la
salida del novillo, que posteriormente era lidiado, con mayor o menor arreglo a las
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