PRÓLOGO
Las corridas de toros y los festejos del arte del rejoneo son los espectáculos taurinos por
antonomasia. Sin embargo, todos los años se celebran en España miles de festejos populares
(muchos de ellos incruentos) que constituyen el atractivo fundamental, el eje alrededor
del cual giran las fiestas de multitud de pueblos y ciudades y en los hay una participación
popular espontánea y multitudinaria.
Aunque el hombre siempre se ha sentido atraído por el toro y en los pueblos de la
antigüedad ya se celebraban juegos taurinos, parece que el origen de los festejos populares
se encuentra en la caza y posterior traslado de los toros capturados, hasta los pueblos y
ciudades, para utilizar su carne como alimento o para emplearlos en el trabajo. También,
en ciertos rituales relacionados con determinadas ceremonias como bodas al ser considerado
el toro como un símbolo de la fuerza generadora de la vida en la naturaleza.
Estos festejos se celebran en casi todas las regiones españolas, siendo en las comunidades
de Madrid, Valencia, Aragón, Navarra y Castilla León donde alcanzan su máxima popularidad.
También, aunque con menor repercusión, se celebran en Andalucía, Extremadura y Castilla
La Mancha e, incluso, en algunos lugares de Cataluña y el País Vasco. Respecto a los recintos
donde tienen lugar, muchos de ellos se celebran en las calles y plazas de los pueblos y
ciudades. Otros, en las propias plazas de toros.
Aunque algunos de estos festejos se vienen celebrando desde época inmemorial, la
mayoría tienen sus orígenes en la Edad Media y cada uno tiene su propia idiosincrasia, su
propio ritual. Unos, consisten simplemente en correr delante o junto a los toros, como
ocurre en tos encierros; otros, en citar a los animales y esquivar sus embestidas de la mejor
manera posible o en tocarlos, sobre todo en 1
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os cuernos, como ocurre en la suelta de reses
ensogadas o no. Sin duda, burlar las embestidas de las reses ha sido desde siempre y sigue
siendolo en la actualidad, el máximo atractivo de estos festejos y lo que ha originado mayor
diversidad de suertes: capeos, quiebros, recortes, saltos...
La gran afición que entre los jóvenes hay en muchos lugares a practicar estas formas
primitivas de tauromaquia ha tenido como consecuencia el que surja la figura del especialista.
Ello, unido a la perfección que, en algunos casos, se ha conseguido en la interpretación de
estas suertes ha llevado, recientemente, a la creación de espectáculos de exhibición o
concursos diversos (de recortadores de anillas, etc.) que tienen una gran aceptación de
público. Anualmente, se celebran concursos de recortadores en muchas plazas de toros de
importancia como Madrid, Valencia, Zaragoza, Pamplona o Castellón con una respuesta de
público multitudinaria. Se trata, pues, de festejos tradicionales que están en permanente
renovación.
Un festejo muy original es el espectáculo de los roscaderos, que perpetúa una antigua
forma de tentar reses, típica de las ganaderías asentadas en la ribera del río Ebro.
El auge espectacular que actualmente tienen los festejos populares ha llevado a la
aparición de revistas especializadas, como Bous al Carrer o La Talanquera que, a su vez,
han contribuido enormemente a su difusión; las tiradas de estas ponen de manifiesto el
interés que suscitan entre sus seguidores. También un gran número de páginas web informan
de todo lo relacionado con este mundo y reciben miles de visitas diarias.
La tradición taurina no se constriñe al territorio español sino que también es propia de
países o regiones limítrofes como el sur de Francia y Portugal.
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